Creativo diseñador, artista, agricultor, líder y profundamente comprometido con la región y su lucha contra problemas urgentes y de largo plazo; este inquieto innovador nos revela parte de sus múltiples intereses y su aguda e innovadora visión para encontrar oportunidades ante cada problema.
Se define como un “luthier de ideas” que transforma problemas e ilusiones en oportunidades y soluciones. Y sin duda, esa descripción le queda corta. Walter Zapata se dedica a un sinnúmero de actividades y pasatiempos y cuando uno piensa que al fin ha encontrado uno que le roba toda su atención, él va y aprende algo nuevo.
Si le preguntan por sus hobbies, habla rápidamente sobre la “mini selva” de árboles nativos y exóticos que cultiva en técnica bonsái; del maquetismo que desarrolla en el contexto de recuperación del Patrimonio Cultural del sur de Chile; y de la fotografía artística, en blanco y negro que le apasiona. Pero eso no es todo. Agrega que disfruta haciendo trekking, montañismo y meditación. También practica tiro deportivo y a veces, entremedio de todo eso, encuentra tiempo para escribir ficción.
La amplitud de intereses que hoy lo caracteriza, Walter la empezó a desarrollar a temprana edad cuando, estudiando en Victoria, tuvo varios profesores que estimularon su curiosidad por las ciencias naturales, biología y física. Fue en ese tiempo donde pasó largas tardes en el laboratorio y en el taller experimentando, equivocándose, aprendiendo. Y esa metodología no se le olvidó.
Por eso cuando empezó a trabajar en una agencia publicitaria en Temuco, como aprendiz de diseñador, mostraba esa curiosidad en cada encargo solicitado. Hacían bocetos y avisos de prensa a mano. Y todo ese mundo le parecía fascinante, por lo que quiso estudiar diseño, pero ante la insistencia de su padre, se matriculó en ingeniería.
Entró a estudiar y ratificó lo que siempre supo: no era la carrera que él quería, así que la abandonó y se fue a trabajar en una universidad en un cargo administrativo. Ahí estuvo varios años hasta que surgió la posibilidad de tomar una beca para estudiar Diseño Gráfico. Su proyecto de título fue una innovación en envases para comida rápida y en eso siguió trabajando luego de titularse. Estuvo trabajando en eso hasta que se fue a la empresa de un profesor a hacer prototipos e innovaciones para la fruticultura y entonces se enamoró del campo y la naturaleza.
Ese amor lo acompaña hasta hoy. Cuando le preguntan qué lugar le gusta de la región del Biobío contesta que el borde costero, donde busca inspiración. También le encanta el Valle del Itata, de Ñuble, y -curioso, como es él- tiene el anhelo de conocer en profundidad la zona cordillerana de la región, para ver dónde se originan los cauces fluviales.
De toda esa enorme cantidad de intereses e inquietudes surgen sus labores actuales que, por supuesto, son muy variadas y apasionantes, y tienen que ver con hacerse cargo de varios emprendimientos familiares que durante años postergó por sus múltiples labores y recientemente, por la pandemia sanitaria.
Por eso está construyendo tres invernaderos, ubicados en: Ñipas, Melipeuco y Victoria; respectivamente. Además, está terminando de envasar su línea de macerados de frutos silvestres y produciendo mermeladas artesanales de frutos nativos. Otros de sus proyectos son: el diseño de invernaderos que funcionan con agua de mar; continuar instalando micro viñedos en Malleco y Ñuble, para luego vinificarlos y diseñar secadores solares para alimentos.
Por eso recalca que se ha especializado en el diseño integral, aplicado a innovaciones tecnológicas e inventos. También al desarrollo de máquinas y prototipos funcionales para la industria, la innovación en cultivos y la alimentación. Y todo eso lo ha hecho reflexionar sobre la importancia de llevar a cabo un proyecto que hoy considera fundamental: la creación de la “Fundación Banco Solidario de Semillas del Sur de Chile”, con sede en Concepción, que está impulsando con el objetivo de resguardar las semillas de alimentos tradicionales en Chile y legarlas a las futuras generaciones.
Para Walter, un agente de cambio es una persona que cuenta con herramientas, destrezas, y conocimientos necesarios para mejorar su entorno e introducir los cambios requeridos para construir un mundo mejor.
Por eso cuando recuerda sus años trabajando en empresas frutícolas del centro sur de Chile, sabe que ahí encuentra uno de los orígenes a sus ganas de impactar la sociedad con ideas innovadoras. “Mi formación complementaria y como diseñador, me han entregado herramientas multidisciplinarias que me permiten ver las cosas con un enfoque más profundo, detectando oportunidades donde el resto de las personas solo suelen ver problemas sin solución”, dice.
Su ruta, para ser agente de cambio, ha estado llena de obstáculos y desafíos. “Quizás uno de los más profundos ha sido luchar contra esos paradigmas que como sociedad o país nos limitan. Entre ellos, los modelos formativos arcaicos y ese afán de imponerlos en una suerte de “sello único” en el que todos debemos ser iguales o pensar de tal o cual manera”.
Esa premisa fue la que comenzó a impartir en los cursos que empezó a dictar para emprendedores tras la invitación de Corfo y Sercotec.
Walter Zapata lleva años siendo reconocido como un innovador. Le cuesta presentarse por su profesión o por un trabajo en particular. Le cuesta definirse por algunos gustos particulares. Por ejemplo, en la música, dice que escucha “de todo”, porque le interesa descubrir nuevos horizontes y sonidos. “Mis favoritos son Pink Floyd, Electric Light Orchestra, Rick Wackeman, Jean Michel Jarre, Queen, Cocteau Twins, Dire Straits, Pearl Jam, REM, Robbie Williams, Soda Stereo, entre otros”.
Lo ecléctico de sus preferencias se manifiesta también a la hora de elegir libros: “Platero y Yo – Trescientos Poemas” de Juan Ramón Jiménez; “El Cielo está abierto”, de Fresia Castro; “1000 ideas para un estilo de vida sostenible”, de Editorial IlusBooks; “Mis mejores recetas de Cocina”, de Laura Amenábar.
Además le encantan las charlas TED y TEDx disponibles en Youtube, y lo inspiran personas como Alejandro Jodorowsky, Sadhguru. Álvaro Neil, Edmundo Bordeu, el Premio Nacional de Ciencias, Rafael Benguria; y el arquitecto y ex docente UDD, Carlos Márquez.
Con toda esa multiplicidad de gustos, la evaluación que hace de la región también tiene diversas aristas. “Biobío debe reforzar su economía y reorientar presupuestos. También creo que el término de ayudas económicas establecidas durante la pandemia, tendrá un impacto evidente en la población que fue beneficiada y eso deberá tomarse como un desafío a resolver”.
Asimismo, Walter cree que la región necesita reactivarse económicamente estimulando, apoyando y promoviendo aquellas iniciativas de innovación que tengan potencial de ejecución y proyección en el tiempo. “Aquí se vuelve a hacer presente la fórmula: Academia – Gobierno – Empresarios – Emprendedores, en la cual todos son actores principales”.
De lo anterior, el diseñador detalla que son varios los problemas que son urgentes de resolver y también otros que llevará más tiempo, pero son igual de fundamentales. “Tenemos que revertir la escasez hídrica y los procesos de desertificación, propiciando la reforestación nativa. También hay que mejorar la producción de alimentos para quienes no pueden tenerlos con facilidad y difundir e incentivar aquellas tecnologías amigables con el medioambiente y que permiten autogestión en aquellas zonas apartadas o más afectadas por el calentamiento global”.
En esa línea, Walter se muestra crítico respecto a la manera en que se trabaja en procesos de innovación. “Tenemos que lograr que se desarrollen de manera transversal y con continuidad en el tiempo, es decir, normados por políticas de Estado y no meramente coyunturales. El tema del agua, por ejemplo, es de larga data, pero recién ahora que está la crisis desatada se transforma en un problema urgente de abordar y legislar. Debemos impulsar políticas de Estado, sólidas, permanentes y continuas en el tiempo. Me desanima ver que muchas iniciativas que son muy potentes para el desarrollo de la región, se aborten cada vez que hay un cambio de autoridades o directivos.
La región del Biobío tiene todo para generar un desarrollo sostenible, según Walter Zapata. “Está la invaluable condición de ciudad universitaria, cuna de conocimiento y cambios; posee una gran infraestructura industrial y empresarial; es una de las regiones más importantes en la actividad económica nacional; y posee una gran cantidad de recursos renovables, que si se manejan de manera sostenible y sustentable, auguran un futuro muy promisorio”, dice.
Bajo esos parámetros, Walter ve con mucho entusiasmo el lugar que puede ocupar el programa RedBíos y sus agentes de cambio, programa que en sus palabras, «me ha dado la oportunidad de aprender, conocer otras visiones y empaparme de nuevos conocimientos”. Por eso asegura que en la medida en que se articulen los principales actores del ecosistema regional de innovación, y exista la voluntad y apoyo transversal de las autoridades en relación a los grandes desafíos que nos afectan, la Red de Agentes de Cambio podrá ser una instancia efectiva y un real aporte.
“Si este “semillero inicial” logra establecer una gobernanza adecuada, transversal, representativa y ajena a otro tipo de directrices, veo amplias posibilidades de que se proyecte en el tiempo y se logren los objetivos propuestos”.
Casi al final de esta entrevista, Walter Zapata se atreve a pronosticar cómo será la región en el año 2050: “Más allá de incertidumbres y ciclos sociopolíticos, creo que Biobío será un potente polo de desarrollo económico, efectivo y palpable. Para ello es importante que hoy todos tomemos conciencia de nuestra responsabilidad como actores relevantes en el desarrollo local y regional, aportando con nuestros esfuerzo, conocimientos y compromiso en aquellas iniciativas que busquen el equilibrio entre crecimiento sostenible y respeto por nuestro medioambiente”.