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“Biobío debe priorizar políticas enfocadas en niños, niñas y adolescentes”

Bióloga marina, magíster en residuos industriales, cofundadora y CEO de la empresa BioProc, dedicada a la gestión y eliminación de gases contaminantes; Gabriela Villouta reflexiona y actúa en defensa del medio ambiente, visionando una región sostenible donde exista una real preocupación por las personas más vulnerables.

“Cuando naces con privilegios tienes una responsabilidad”, dice Gabriela Villouta. La Bióloga Marina estudió en Iquique, mientras su papá trabajaba en Collahuasi. Cuando reflexiona sobre esos años, dice haber entendido diversas realidades que convergen en Chile y eso le quedó muy marcado, tanto que ha buscado dirigir su trabajo y dedicación para hacerse cargo de los desafíos que generan esas diferencias.

En ese camino se encuentra hoy como CEO y cofundadora de BioProc, una empresa dedicada a la gestión y eliminación de gases contaminantes asentada en la región del Biobío. La idea para este emprendimiento empezó cuando Gabriela estudiaba en la universidad y en la localidad de Freirina comenzaba el conflicto que evidenció el problema de olores industriales en Chile. “Me empecé a preguntar sobre esta situación, a qué se debía y cómo se podía hacer algo para evitar que se repitiera”, recuerda.

La historia corta es que Gabriela se tituló como Bióloga Marina e hizo un magíster en residuos industriales. “Después cuando estaba trabajando en la Universidad de Concepción, en un laboratorio de microbiología medioambiental, empezamos a ver que ciertos microorganismos se comportaban de manera beneficiosa para remover algunos contaminantes. Entonces, con la cofundadora de mi proyecto, decidimos arrendar un laboratorio y empezar con investigaciones propias. Y ahí nos dimos cuenta que podíamos desarrollar micropelículas específicamente para tratar malos olores y gases irritantes. En paralelo comenzamos a postular a fondos de financiamiento y nos acabamos de adjudicar el fondo Start Up Ciencias de Anid”, comenta.

VER DE OTRA MANERA

A Gabriela Villouta le importa la naturaleza, se siente feliz en contacto con ella. Le gustan las playas de Caleta Perone, Purema y Arauco. En sus ratos libres, practica stand up paddle, sale a trotar y anda en patines. Sueña con un río Biobío integrado a la ciudad y le preocupa cuidar el medio ambiente acercando a los niños a todas las materias que lo involucran: “Biobío debe priorizar políticas públicas enfocadas en niños, niñas y adolescentes. Desde ahí puedes potenciar tanto la parte comunitaria, como el desarrollo de personas. Además, favorece el contacto con la naturaleza, el desarrollo de ciencias y del pensamiento, en un contexto donde la pandemia los alejó de eso y los encerró”.

Dice que le gustan mucho las series de televisión y que hay una que recomienda. “Es la del futbolista Carlos Tevez, una vez más, motivada por cómo vencer la pobreza y las pruebas duras de la vida”, afirma. Reconoce que también le inspiran y asombran mucho los cantantes urbanos que están emergiendo en el país. “Niños y niñas que han roto el esquema de la industria musical como se conocía hasta hace cinco años. Jóvenes de pocos recursos que han sabido triunfar y dar vuelta la tortilla con mucha seguridad y aplomo”.

La vulnerabilidad social es un tema que preocupa y ocupa a Gabriela. Como voluntaria de la fundación Crece Chile, trabaja con adultos que no pudieron terminar el colegio y que hoy quieren concretar ese proceso. “Tengo alumnos de Valparaíso y Concepción, y este mes les toca dar su primer intento de prueba. Cuando ellos agradecen tu tiempo y les das la confianza para volver a enamorarse de las ciencias, es maravilloso.  Se trata de gente de 50 o 55 años que no pudo seguir estudiando porque tuvo que trabajar, tuvo que ayudar a sus papás. Y ahora por fin pueden terminar cuarto medio y con todo el esfuerzo se meten a las clases remotas, responden, participan. Uno se da cuenta que ellos no pudieron por el contexto. Y que lo hagan ahora es súper valeroso porque sus hijos ya están más grandes, lograron sacar adelante a sus familias y ahora están dándose tiempo para ellos. Entonces el enfrentarte y el estar en otra tribuna que no es solamente la de acá arriba, te hace ver de otra manera”, cuenta.  

Lo anterior se suma a un trabajo que hizo con Techo Chile y que consistió en desarrollar talleres de ciencias para niños y niñas en campamento. “Estas últimas dos experiencias han marcado mi vida y cómo visualizo la pobreza y la falta de oportunidades”, asegura.

SUEÑO SOSTENIBLE

Cuando Gabriela Villouta postuló al programa RedBíos lo hizo pensando en salir de su zona de confort, conocer a personas pertenecientes a otras disciplinas y poder intercambiar experiencias para aportar al desarrollo sostenible del Biobío. 

Dice que la región puede experimentar con desarrollo sostenible en varios puntos productivos: celulosa, pesca, educación o generación de energía. “Tenemos industrias, profesionales, investigadores y agentes claves que pueden potenciar al desarrollo regional sostenible”, explica.

En esa misma línea comenta que las divisiones internas de los actores, la nula visión colaborativa de ciertos componentes del ecosistema y la lentitud de reacción pueden amenazar la concreción de objetivos. “Aunque reconozco que eso ha ido cambiando”, dice y detalla que al menos en la ciencia, la nueva mentalidad es colaborar y compartir el conocimiento. 

Con esos antecedentes, proyecta cómo será la región del Biobío en el año 2050. “La imagino full conectada al país, primero con vías de acceso más rápidas y seguras, como el proyecto de trenes nacionales, y también posicionando la descentralización como una realidad, generando un polo atractivo y sostenible para aumentar la oferta a la población de servicios y áreas de crecimiento personal potentes. Hay una región hermosa, llena de vida y de potencial, así que espero que en 28 años más, se logren explotar y visualizar”.

Para Gabriela Villouta su futuro está ligado a la naturaleza y a entregar oportunidades a las personas vulnerables en la región. Imagina una serie de acciones que le gustaría concretar desde el aspecto educacional, tanto ambiental como de ciencias, y para concluir esta entrevista plantea un sueño a título personal: “Me gustaría tener mi escuela rural y enseñar ciencias a los niños, niñas y adolescentes”.

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