La profesora, MBA y finalista del Global Teacher Prize Chile, conocido como el Premio Nobel de enseñanza, aborda desde la educación los grandes desafíos del país y asegura que Redbíos puede ser un gran articulador de voluntades para que la región logre un desarrollo inclusivo y sostenible.
Si le preguntan a Militza Saavedra qué la emociona, responde sin dudar: “la vulnerabilidad de otros, el amor, la simpleza, la inocencia y alegría de niños y jóvenes que descubren nuevas posibilidades y que crean posibilidades para otros”. Lo dice, no desde la teoría ni como una frase para el bronce; sino como alguien que ha visto la vulnerabilidad y se ha hecho cargo de ella.
Por eso cuando terminó el colegio, con excelencia académica, quiso aprender artes para defender el patrimonio cultural de su Coronel natal y terminó estudiando Licenciatura en Arte en la Universidad de Concepción, especializándose en educación, innovación y emprendimiento para impartir la asignatura de Tecnología.
La historia corta es que realizó un Programa de Formación pedagógica en la Universidad del Desarrollo y un MBA en la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Con todo ese conocimiento, aparecieron varias ofertas de trabajo en el horizonte, pero escogió una alternativa atípica, que la llevó a ser una de las cinco finalistas del Global Teacher Prize Chile 2020: ser docente del colegio Villa Nonguén, un establecimiento donde el 96% del alumnado se encuentra en situación de vulnerabilidad, con bajas expectativas de continuar estudios en la educación superior y con numerosas situaciones de vulneración de derechos y problemas psicosociales.
Militza asumió como profesora de Tecnología, Formulación e Incubación de Proyectos y su primera meta fue expandir la mirada de sus estudiantes, sacarlos de la zona de confort y demostrarles que podían ser agentes de cambio de su entorno. Lo que hizo fue desarrollar una secuencia metodológica única y pionera en Chile, coherente con el currículum nacional, pero enfocada en la empatía y liderazgo de alumnas y alumnos para que desarrollen proyectos de innovación sostenibles para la comunidad, en un modelo replicable en establecimientos de distinto financiamiento y territorio.
Entre otras áreas de trabajo, junto a un equipo de innovación la docente impulsó que sus estudiantes desarrollaran habilidades como programación, formulación de proyectos, liderazgo, trabajo colaborativo, marketing y comunicación. Pero todo eso fue acompañado de una fuerte estimulación de la empatía: que las y los alumnos se pongan en el lugar de los demás y que, desde ahí, desarrollen proyectos para impactar positivamente en su entorno.
Uno de esos proyectos fue “Tótem verde”, un sistema sustentable que genera energía eléctrica y agua para situaciones de emergencia, a partir de hidrógeno; con el que Militza y sus alumnas resultaron finalistas del Concurso latinoamericano “Soluciones para el futuro 2019” de Samsung y ganador de la Región del Bíobío de Go! Innova Inacap 2019 y Creadores, talento digital de Fundación Kodea.
Con la responsabilidad de impactar en la formación y desempeño de otros docentes, se ha capacitado en metodologías de innovación y emprendimiento en Massachusetts Institute of Technology y UDD Ventures, junto a Acción Climática por EIT-Climate EU. Pudiendo aportar al diseño de programas de formación continua de vanguardia para actualizar los conocimientos y experiencias de los docentes en Chile.
Actualmente, Militza Saavedra es coordinadora de Proyectos y Educación Continua en la Facultad de Educación de la Universidad del Desarrollo. Además, lidera el área de innovación en la Fundación Familia Cruz Magnani, participa y encabeza múltiples acciones en redes de innovación a nivel regional, nacional y latinoamericano; y es fundadora del Comité Steam de mujeres.
Con todas esas ocupaciones, analiza el presente y futuro de la región y sus posibilidades de hacerse del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4: Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos. “Biobío cuenta con profesionales con conocimiento, formación de excelencia e identidad”. Además, recalca que es una zona con una cultura de aprendizaje y apertura a la colaboración de sus territorios, donde los líderes y activistas juegan un rol muy importante.
“Pero me preocupa la burocracia de los procesos de cambio. La falta de comunicación entre los sistemas, que hace que se aprueben y financien proyectos que apuntan al mismo territorio con focos muy similares, duplicando esfuerzos y recursos. Esa carencia de colaboración sistémica y exclusión de ciertos sectores e instituciones, entre ellos el sistema escolar, es alarmante”, agrega.
Por eso reconoce en RedBíos, una posibilidad de articulación clave, explicando que las y los agentes de cambio son personas que transforman su entorno, movilizando comprometidamente una causa para impactar positivamente en su comunidad, impulsando y promoviendo soluciones participativas a desafíos latentes; con convicción y propósito de servicio. Por eso se motivó no sólo a integrar esta red, sino que a trabajar activamente como parte de la Directiva de la Red de Agentes de Cambio, liderando el comité Dirección General y Gobernanza Interna. “Sueño y trabajo a diario para crear oportunidades de transformación de la educación en la región, a nivel nacional e internacional. Entonces, me motivó hacerlo colectivamente y por nuestro territorio y comunidad”, cuenta.
En esa línea, dice que la experiencia de participar en el programa ha sido muy buena. “Se generan sinergias de intenciones y focos que se complementan. Cada historia de vida y cada hito que ha contribuido a la región nos inspira. Trabajar con personas y equipos tan comprometidos es un privilegio. Tengo altas expectativas de las iniciativas que podemos impulsar en conjunto”.
Asimismo, Militza está segura que desde la red de agentes de cambio pueden apoyar y asesorar al Gobierno Regional del Biobío en el impulso de iniciativas y políticas que robustezcan el desarrollo sostenible de la región. “También podemos aportar mucho en proyectos en distintas industrias y contextos territoriales que tributen a la concreción de diversos Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y generar debate y aporte a la política pública, a la colaboración e inclusión territorial en iniciativas sostenibles y a la potenciación de una trama de liderazgos que vayan insertando a la sostenibilidad de manera estratégica y sistémica en las comunidades. Todo ello, como un proceso vital de concientización y de sistematización que tributa a la competitividad regional”, complementa.
Cuando piensa en el futuro, Militza se imagina a Redbíos con estructura legal y formal, asumiendo un rol de consultoría y promoción, con profesionales que trabajen colaborativamente por el desarrollo de una región inclusiva, sostenible, respetuosa y coordinada. “Biobío puede ser líder en generación de conocimiento, innovación y emprendimiento, como polo de creación e iteración colaborativa de soluciones. Con un sistema que sueñe su ciudadanía y empleabilidad y que potencie el capital humano para otros polos de desarrollo también”, afirma.
Por ello una de sus causas es lograr que el sistema escolar sea incluido en la Estrategia Regional de Desarrollo y en la Estrategia Regional de Innovación. Su mirada de soñadora y aprendiz empedernida, como se autodefine, la demuestra cuando reflexiona sobre el futuro de la educación chilena. “Es vital transformar el sistema educativo tradicional, por uno que responda a los desafíos de la ciudadanía y empleabilidad que el siglo XXI requiere. Ciudadanos empáticos con su entorno, comprometidos con su comunidad, que resuelvan problemáticas en colaboración, que lideren cambios en sus contextos, que sean creativos y emprendan esas soluciones hacia el desarrollo sostenible, con competencias digitales en un mundo automatizado y flexibles a nivel cognitivo y socioemocional para vivir con cada vez mayor incertidumbre”, finaliza.
